lunes, 18 de diciembre de 2017

Llámame... Pterosaurio

Aunque mis primeros restos documentados fueron encontrados en la segunda mitad del siglo XVIII en Baviera, durante medio siglo estuve jugando al despiste con los científicos. Primero me concibieron como animal marino y luego como un mamífero alado similar a los actuales murciélagos, como puedes ver en la recreación de la imagen superior, realizada circa 1800 por el médico y zoólogo Jean Hermann, en base a la que Georges Cuvier me bautizó como “Dedo alado”.

Duria antiquor (fragmento)

Como vimos, el geólogo Henry de la Beche fue de los primeros en darse cuenta del potencial pedagógico de la ilustración y la caricatura para la ciencia. En sus grabados A coprolitic vision (c.1829) o Duria antiquor (c.1830) ya presento un aspecto más reptiliano, conforme a la descripción de Cuvier.

Newman, 1843

No obstante, todavía en 1843 Edward Newman insistirá en mi condición de mamífero. Ante su insólita reconstrucción, me asaltan un par de interrogantes:
  1. ¿Es que este hombre tampoco había visto un murciélago en su vida?
  2. ¿Ya existían los tripis en el siglo XIX?
Paris avant les hommes (Pierre Boitard, 1861)

Esa asociación con los cavernarios quirópteros favoreció sin duda mi aparición en las primeras obras de ficción que incluían seres extintos, cuyo escenario habitual eran mundos perdidos en el interior de la Tierra, como las archiconocidas Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne, El mundo perdido de A.Conan Doyle o las sagas de E.R.Burroughs Pellucidar o Caspak.

Viaje al centro de la Tierra (Edouard Riou, 1863)

El mundo perdido (Rountree, 1912)

Fotograma de The land that time forgot (Kevin Connor, 1975), según el primer relato de la saga Caspak (1918) de Burroughs

Hace poco os ofrecimos la traducción al castellano de Cuando reinaban los reptiles (1934), uno de los primeros relatos narrados desde el punto de vista de un dinosaurio. Me encontrarás en el reparto junto a Lugi, el estrutiomimo, y Gunda, el tiranosaurio.

Cuando reinaban los reptiles (Frank R.Paul, 1934)

Zdenek Burian, 1961

Neave Parker, 1962

También me han abierto sus puertas los cómics. En su primera aventura, Adele Blanc Sec (1976, Jacques Tardi) se las ve con un pterodáctilo. Fue traducida al castellano en la edición pirata Pterodáctilo: las aventuras de Edith (1983), con portada de autor desconocido.


Rip in Time (1986, Bruce Jones / Rich Corben)


Conan según Jaime Brocal

A quien debo mostrar mayor agradecimiento es a mi admirado Moebius, que me concibió no como una amenaza, sino como el mejor aliado del héroe. Y si no, que le pregunten a Arzach (1975).

En fin, aunque sé que muchos estáis como locos por cazar un pterodáctilo vivo, antes de que os dediquéis en cuerpo y alma a tan loable como inútil labor (¿conocéis pajarerías que vendan jaulas y/o alpiste para pterosaurios?) os recomiendo conocernos un poco más, para lo que no puedo dejar de recomendaros las historias de The motherfucking pterodactyl.

Alice B.Woodward, 1912

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